El aquaplaning consiste en un fenómeno que tiene lugar cuando se conduce a cierta velocidad sobre una superficie cubierta de agua y se pierde el control en la tracción del coche. Si esto ocurre en todas las ruedas, el vehículo se deslizará sin control y los neumáticos no responderán pudiendo llegar a perder totalmente el control del  coche.

La velocidad influye en que se pueda producir el aquaplaning, si conduces a una velocidad alta los neumáticos no tienen suficiente tiempo para sacar esa agua acumulada y, por tanto, hay más riesgo de aquaplaning. Si se conduce a 60 km/h en un suelo un poco mojado el riesgo de sufrirlo es del 20%, y aumenta al 50% si está muy mojado. 

El estado de los neumáticos influye considerablemente. El diseño del dibujo y la banda de rodadura deben ser los correctos para canalizar el agua, si el tamaño de la rueda es mayor disminuye el peligro de aquaplaning ya que hay más superficie en contacto; y la profundidad del dibujo debe ser al menos de 4 mm ya que a menor profundidad hay mayor riesgo de perder el control.

Si el coche es un vehículo ligero se corre más riesgo de sufrir aquaplaning ya que tiene menos estabilidad que otro tipo de coches.

El asfalto también es determinante. Hay carreteras que están en peor estado que otras e, incluso, las carreteras completamente lisas suelen resbalar más y por tanto favorecer este fenómeno.

Si sufres aquaplaning, sujeta bien fuerte el volante de manera firme, recto si estás en una línea recta o ligeramente girado si estás en una curva, no des acelerones ni frenazos ya que los movimientos bruscos son peligrosos, debes soltar el pedal poco a poco para que el agua sea la que acabe frenando.

Es complicado determinar qué marcas o modelos son los neumáticos más seguros para conducir bajo la lluvia y evitar el aquaplaning. Esto es debido a que, como ya hemos comentado, hay otros factores externos que influyen en ello. Por supuesto, los mejores neumáticos son los que están en buen estado, los que han pasado las revisiones, cuentan con infraestructuras de última tecnología, tienen la presión correcta y el dibujo no esté desgastado.

 Es recomendable que el dibujo esté orientado en el sentido de la marcha para que así pueda expulsar de manera rápida el agua de la superficie de rodadura. Mejor aún si cuenta con bloques de dibujos rígidos para mejorar la adherencia. Existen neumáticos de invierno que están específicamente pensados para las inclemencias meteorológicas, con las ranuras más profundas (dibujo y banda de rodadura) y que actúan mejor ante este tipo de fenómenos.

 

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